Ola de huelgas en Grecia a la espera de que se voten más medidas de austeridad

Periodistas griegos manifestándose en las calles de Atenas, dentro de las primeras huelgas -junto a los medios de comunicación, los transportes se paralizaron este lunes- en protesta contra las nuevas medidas de austeridad que votará el Gobierno.

Grecia inició este lunes una ola de huelgas en los sectores público y privado contra los ajustes que votará el Parlamento el miércoles para que el país obtenga los fondos pactados con sus acreedores internacionales, la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El Gobierno presentará la tarde de este lunes ante el Parlamento un proyecto de ley plurianual que prevé ahorrar 18.500 millones de euros de aquí a 2016, antes de la votación prevista el miércoles.

Los sindicatos han previsto una huelga general el martes y el miércoles, pero ya este lunes, el metro y los taxis de Atenas, donde vive casi la mitad de la población griega, observaban un paro.

Los sindicatos de periodistas se sumaron a la huelga, por lo que este lunes no había telediarios y el martes no habrá periódicos.

Los hospitales ofrecían servicios mínimos y el sindicato de la compañía pública de electricidad anunció un cese de actividad de 48 horas, prorrogable, a partir del lunes por la noche.

El martes y el miércoles se espera que se amplíe la ola de descontento, con manifestaciones previstas en Atenas y otras ciudades.

El nuevo paquete de austeridad prevé recortes en ciertas categorías de salarios y pensiones de la función pública, la reducción del número de funcionarios y nuevas medidas de desregulación del mercado laboral.

Las nuevas medidas se suman a los tres presupuestos de ajuste votados por Grecia desde 2010, a cambio de dos planes de rescate de la UE y el FMI de un total de 240.000 millones de euros que le han evitado hacer default.

De la aplicación de esas medidas depende la liberación del próximo tramo del rescate, de un monto de 31.200 millones de euros. Sin ese dinero, el país corre el riesgo de declararse en bancarrota a partir de mediados de noviembre.

La votación pondrá a prueba la cohesión del gobierno tripartito griego dirigido por el primer ministro griego, el conservador Antonis Samaras, días antes de que se vote, el domingo, el presupuesto de 2013.

En teoría, el Gobierno posee una cómoda mayoría de 175 diputados, en un Parlamento unicameral que cuenta un total de 300 diputados.

Sin embargo, los 16 diputados del partido Izquierda Democrática (DIMAR), que se oponen a las medidas de desregulación del mercado laboral, debilitarán la cohesión gubernamental al no votar a favor, aunque sin poner en riesgo la adopción del paquete de rigor.

El domingo, Fotis Kouvelis, líder de DIMAR, reiteró su oposición a las medidas sobre el mercado laboral, que incluyen una reducción de los subsidios por desempleo, siguiendo las exigencias de la patronal griega y el trío de acreedores UE-FMI-Banco Central Europeo.

No obstante, Kouvelis afirmó que apoyará el presupuesto de 2013.

Por su lado, Evangelos Venizelos, líder del partido socialista PASOK, reafirmó su apoyo al Gobierno, reconociendo que los diputados afrontan unas medidas "dolorosas".

Con acentos dramáticos, Samaras pidió el domingo a su partido Nueva Democracia que vote "por el mantenimiento del país en el euro" y contra "la catástrofe".