Los separatistas de Ucrania mantienen el pulso pese al acuerdo diplomático

Por Pavel Polityuk y Thomas Grove KIEV/SLAVIANSK Ucrania (Reuters) - Los separatistas prorrusos armados todavía mantenían el viernes el control de edificios públicos en el este de Ucrania, aduciendo que necesitan más seguridad antes de que cumplan un acuerdo internacional que les ordena que se desarmen. El acuerdo, alcanzado entre Estados Unidos, Rusia, Ucrania y la Unión Europea el jueves en Ginebra, ofrece la mejor esperanza hasta ahora para calmar un enfrentamiento en Ucrania que ha deteriorado las relaciones entre Occidente y Rusia a su peor nivel desde la Guerra Fría. Cumplir el acuerdo será difícil sobre el terreno debido a la gran desconfianza entre los grupos prorrusos y el Gobierno respaldado por Occidente de Kiev, en una semana en la que la violencia ha acabado con la vida de varias personas. El hecho de que se alcanzase un acuerdo fue una sorpresa, y no estaba claro qué había ocurrido para persuadir al Kremlin, que hasta entonces había mostrado pocas señales de compromiso, para unirse al llamamiento de desarme de las milicias. En Slaviansk, una ciudad que se ha convertido en el centro de la crisis después de que unos hombres con kalashnikovs tomasen el control el pasado fin de semana, los líderes prorrusos se reunían el viernes dentro de los edificios tomados para ver cómo responder al acuerdo de Ginebra. En la calle había pocos cambios. Frente a la oficina del alcalde de Slaviansk, había hombres armados sobre sacos de arena apilados por la noche. Los separatistas seguían controlando las principales calles y registrando coches en puestos de control en la ciudad. "¿Vamos a abandonar los edificios para que vengan y nos detengan? No lo creo", dijo un guardia en una carretera frente a otros de los edificios que ocupan, que se identificó como Alexei. Pero reconoció que las negociaciones han cambiado la situación. "Resulta que Vova no nos quiere tanto como pensábamos", dijo Alexei, empleando un diminutivo para Vladimir Putin, el presidente ruso que muchos en la milicia separatista ven como su campeón y protector. Putin cambió décadas de diplomacia posterior a la Guerra Fría el mes pasado al declarar que Rusia tenía el derecho a intervenir en países vecinos y anexionarse Crimea. La toma por parte de Moscú de la región del Mar Negro se produjo tras el derrocamiento del presidente ucraniano prorruso Viktor Yanukovich después de meses de protestas por su rechazo a un acuerdo comercial con la UE. En Kiev, la gente del Maidan, el nombre local dado a la plaza de la Independencia que sirvió como centro de esas protestas, dijo que las barricadas no se quitarían hasta las elecciones del 25 de mayo. ¿ORDEN RESTABLECIDO? El presidente Barack Obama dijo que la reunión entre Rusia y las potencias occidentales fue prometedora, pero que Estados Unidos y sus aliados estaban preparados para imponer más sanciones a Rusia si la situación no mejora. "Hay posibilidades, perspectivas, de que la diplomacia pueda reducir la escalada de la situación", dijo Obama a periodistas. El acuerdo pide el desarme a todos los grupos ilegales, la desocupación de edificios públicos, calles y plazas y da un papel de supervisión a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Moscú ha negado cualquier implicación en el conflicto en el este de Ucrania y rechaza las acusaciones de que tiene agentes que dirigen operaciones clandestinas en suelo ucraniano. El acuerdo de Ginebra no menciona la anexión rusa de la península ucraniana de Crimea. Los militantes prorrusos controlan edificios de 10 ciudades del este de Ucrania. Los separatistas que ocupan un edificio estatal de Donetsk dicen que no lo abandonarán hasta que los seguidores del nuevo Gobierno desmonten su campamento en el Maidan. Buscando dar seguridad a sus aliados, la OTAN anunció que envía barcos al Báltico, mientras que Estados Unidos aprobó enviar más apoyo no letal para Ucrania. Putin acusó el jueves a Kiev de hundir al país en el "abismo". Kiev teme que Putin pueda utilizar la violencia como pretexto para lanzar una invasión en el este de Ucrania.