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Hollande gira hacia la austeridad seis meses después de su elección

Seis meses después de ser elegido, el presidente francés François Hollande dio esta semana un giro hacia una política de austeridad, aplaudido por la Unión Europea pero que provoca debate en su propia mayoría.

Seis meses después de ser elegido, el presidente francés, el socialista François Hollande, dio esta semana un giro hacia una política de austeridad, aplaudido por la Unión Europea pero que provoca debate en su propia mayoría.

Como sus predecesores Jacques Chirac (en 1995) y François Mitterrand (su modelo, en 1983 dos años después de llegar a la presidencia), François Hollande y su primer ministro Jean-Marc Ayrault dieron un claro giro hacia una política de rigor, con aumentos de impuestos y recortes de gastos.

Los objetivos declarados del presidente socialista son reducir el déficit, recuperar el crecimiento, combatir el desempleo y aumentar la competitividad de las empresas del país. Aplaudido por la Unión Europea, Alemania, el empresariado y la agencia de clasificación financiera Standard and Poor's, su "pacto de competitividad" contradice la promesa hecha durante la campaña electoral de no aumentar el impuesto al consumo (IVA), principal fuente de ingresos fiscales para el Estado.

Al llegar al poder, el Gobierno de Hollande había suprimido un precedente aumento del IVA decidido por la mayoría de derecha del ex presidente Nicolas Sarkozy. "Con Sarkozy, la tasa normal pasaba de 19,6% a 21,2%, en vez de 20% en nuestro dispositivo", se justificó François Hollande en declaraciones al semanario Marianne.

"Dicho esto, lo asumo, hay al respecto una inflexión. El retroceso acelerado de nuestro potencial industrial y la debilidad del crecimiento exigen medidas enérgicas", dijo el presidente. Hollande, cuya popularidad desciende vertiginosamente en los sondeos, dará una conferencia de prensa el martes próximo, "porque los franceses están sumamente estresados y necesitan un interlocutor directo", explicó él mismo.

El pacto de competitividad es "una verdadera revolución copérnica para la izquierda", estimó, por su parte, el ministro de Economía , Pierre Moscovici, explicando que se trata de la "tercera piedra" del edificio de la nueva política socialista tras "la seriedad presupuestaria" y el "relanzamiento de la construcción europea".

Pero esa "revolución copernicana" suscita fuertes reticencias en la mayoría gubernamental, entre muchos socialistas y sobre todo en el partido Europa Ecología Los Verdes (EELV), aliado del PS en el Gobierno, con dos de los 38 ministros.

"Nos planteamos la cuestión de saber qué hacemos en el gobierno", declaró el líder de la bancada del partido Europa Ecología Los Verdes (EELV) en el Senado, Jean-Vincent Placé. Pero incluso Hollande considera "posible" su partida del gobierno, aunque afirma que "no la desea". En la Asamblea Nacional (la Cámara baja), los socialistas y sus aliados de izquierda son mayoritarios (314 de los 577 escaños) incluso sin los 17 diputados de EELV.

Más a la izquierda de la mayoría gubernamental, la coalición Frente de Izquierda, de la que forma parte el Partido Comunista, se desolidarizó totalmente del gobierno e hizo ya que dos textos gubernamentales fueran rechazados en el Senado votando contra ellos junto con la oposición de derecha. El "pacto de competitividad" tampoco es apreciado por muchos diputados socialistas que "se cayeron de espaldas", según uno de ellos, al anunciarse el aumento del IVA.

Esos diputados estiman que el costo del trabajo no es un problema prioritario en Francia, y piden que se exijan "contrapartidas" a los patrones en el momento del examen del texto por el Parlamento, en enero próximo, para "evitar que se hagan cheques de regalo a las empresas que despiden y que distribuyen en dividendos lo esencial de sus beneficios", resumió uno de ellos.