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Se endurece el movimiento de siderúrgicos en Francia

Los obreros de la planta siderúrgica de Florange (nordeste de Francia) descontentos con el acuerdo al que llegaron el gobierno y la empresa ArcelorMittal sobre sus altos hornos decidieron el jueves la ocupación de los mismos y lanzaron llamamientos a la huelga.

Los obreros de la planta siderúrgica de Florange (nordeste de Francia) descontentos con el acuerdo al que llegaron el gobierno y la empresa ArcelorMittal sobre sus altos hornos decidieron el jueves la ocupación de los mismos y lanzaron llamamientos a la huelga.

"A partir de hoy, tomamos posesión de la fábrica, vamos a los altos hornos", declaró Edouard Martin, delegado del sindicato CFDT.

Al mismo tiempo, los asalariados de otra planta de ArcelorMittal, situada ésta en Fos-sur-Mer (sur), bloquearon la entrada de camiones de aprovisionamiento al lugar, en solidaridad con sus colegas de Florange.

En el oeste del país, una tercera fábrica de la misma empresa convocó a una huelga el lunes.

Este endurecimiento de la protesta obrera sucede a varios días de críticas al primer ministro, Jean-Marc Ayrault, a raíz del acuerdo al que llegó el viernes pasado sobre la planta de Florange con el gigante de la siderurgia ArcelorMittal, que quiere cerrar los altos hornos de la misma.

Las críticas arreciaron contra la decisión de Ayrault de no nacionalizar temporalmente la planta (como proponía el ministro de Recuperación Productiva, Arnaud Montebourg) después que ArcelorMittal anunciara su retirada del proyecto europeo Ulcos de captación y almacenamiento de CO2, última esperanza de actividad para los altos hornos de Florange.

"Mittal engatusó a todo el mundo", declaró Edouard Martin al conocer esa retirada y habló de "traición", pese a que ArcelorMittal precisó después que su retirada de la licitación europea este año no significa el abandono a largo plazo del proyecto.

Indignados por el acuerdo concluido el viernes por la noche entre la empresa siderúrgica y el gobierno, los dirigentes sindicales de Florange fueron recibidos el miércoles por el primer ministro, al que dijeron ya que sentían que habían "sido traicionados".

De hecho, los altos hornos de la planta, por cuya supervivencia se baten los trabajadores desde hace meses, deben ser cerrados efectivamente a finales de marzo, según el proyecto.

Los altos hornos de Florange se han convertido en un símbolo de la desindustrialización de Francia.

La decepción era grande también en el ala izquierda del Partido Socialista, que se negó a aprobar un comunicado de apoyo de la dirección del PS sobre el tema. Incluso dentro del gobierno, varios ministros no ocultaron su "falta de confianza" en las promesas del empresario Lakshmi Mittal.

Frente a las críticas, Ayrault afirmó que "asume" su decisión y argumentó que el acuerdo prevé que no haya despidos. Alegó asimismo que se estudió la nacionalización temporal, pero que habría costado mil millones de euros.

Según la prensa, dos grandes empresas siderúrgicas, la belga CMI y la rusa Severstal estaban dispuestas a participar en la reactivación de Florange.

Tras el anuncio de la retirada de Mittal del proyecto Ulcos, la senadora socialista y exministra Marie-Noëlle Lienemann pidió al gobierno que emprendiera la nacionalización de la empresa.

"Considero, junto con mis amigos del ala izquierda del PS" que ese anuncio significa que lo que Mittal prometió para Florange "no ha sido confirmado".

Por su parte, el dirigente de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon denunció una "traición previsible" por parte de Mittal y afirmó que la gestión de este asunto demuestra que el primer ministro "no da la talla".